Tel: (03755) - 402552
Dirección: Calle La Paz 414 - Oberá, Misiones.
Mapa / Coordenadas: -27.487735, -55.139153.
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Temática: En este predio se podía conocer el mundo de los reptiles, además de otros animales. Contaba con servicio de visita guiada pretendiendo demostrar como vivían estos animales, su función en el medio ambiente y su utilidad hacia la evolución del género humano.
Centro Zootoxicológico
El Centro Zootoxicológico de Oberá era el mayor reptilario de la provincia de Misiones y el de mayor importancia el de mayor del norte del país. Funcionó durante 25 años, hasta que en 2012 fue cerrado por falta de apoyo del intendente obereño Rindfleich.
Contaba con un cocodrilario, un serpentario ecológico, un pitonario, un ranario y el laboratorio biológico, utilizado para la procreación de roedores y víboras, como para la creación de sueros: sus especies fueron donadas a una empresa de Puerto Iguazú.
Tenía a su cargo la elaboración de sueros antiofídicos que eran destinados al Ejército Argentino y hospitales públicos de la provincia, los que permitían año a año salvar la vida de miles de personas.
Fundador y Creador: Dr Alejandro Vogt ,
Durante un cuarto de siglo éste hombre nacido en Resistencia, Chaco, edificó un centro de investigaciones científicas que, a la par de ser también una ineludible parada turística, salvó la vida de cientos de personas mordidas por algunas de las seis especies de yararás que abundan en la zona.
su casa de la calle “La Paz” en la entrada de la ciudad de Oberá.
A continuación Otros Artículos referidos al Serpentario:
HISTORIA DE UNA DESIDIA: Allí se salvaron la vida de 876 personas, pero Rindfleisch dijo tener otras prioridades
HISTORIA DE UNA DESIDIA
Acerca de como la ciudad de Oberá perdió su Centro Zootoxicológico casi sin darse cuenta y sin que a casi nadie le importe.
---Entrevista de Walter Anestiades y Eduardo Jacquemín (para FM Oxígeno y el semanario "Infóber" de Oberá y para Misiones Cuatro de Posadas).
"Si soy malo es porque sufro" le dice un genial Robert De Niro en la coraza de "Frankenstein" a su creador en aquél film de 1994. Alejandro Vogt parece malo al abordarlo. No lo es. Pero vaya si lo han hecho sufrir. Durante un cuarto de siglo éste hombre nacido en Resistencia, Chaco, edificó un centro de investigaciones científicas que, a la par de ser también una ineludible parada turística, salvó la vida de cientos de personas mordidas por algunas de las seis especies deyararás que abundan en la zona. Ganado por el hartazgo moral, aparenta no querer contarle a nadie, menos a periodistas, la historia de su desdicha. Que es la desdicha de todos los habitantes de la zona centro. Pero en ésta época de mayoritaria inconciencia colectiva, muchos habitantes no se dan cuenta. O no les importa. Pero Vogt, en realidad, tiene muchas ganas de hablar. Motorizado por la indignación que sólo sobreviene cuándo uno primero fue digno, habla y narra con lujo de detalles. Nos recibe en su casa de la calle "La Paz" en la entrada de la ciudad de Oberá. Adyacente a lo que supo ser el Centro Zootoxicológico o el "reptilario" como lo masticaba el vulgo. Escribió allí con tiza "lugar cerrado, no insistir". Y en su morada, también con tiza, "toque el timbre, no golpee". Y el timbre no anda. Así que hubo que golpear. Salió como una tromba a decir "no". En dos minutos y medio, se reconvirtió de un ogro inaccesible al más cordial anfitrión. Fue su manera de decir "sí". Ya no paró de hablar. De contarnos quién era. Y lo que hizo. De cómo le dió vida a su sueño. Y de cómo, él mismo, debió enterrarlo.
"Les convido ésta bebida (agua tónica, de la que esperan las vacas) porque soy diabético desde que cumplí los cincuenta años y es de las que menos azúcar tiene", nos dice éste hombre que va por los sesenta y siete. Intensos años. Estudió e hizo de todo. "Me recibí de maestro en una de las escuelas Normal Superior en Buenos Aires a los dieciseis años", cuenta como la más antigua de sus ocupaciones. "En Buenos Aires estudié y me recibí de médico y de Licenciado en Biología", va sumando. Conoce muy bien lo mejor y lo peor de la sociedad obereña con nombre y apellido. Lo que se puede escribir. Y lo que no se escribirá nunca.
"Además de todo lo que estudié, entré a la Fuerza Aérea y más tarde a GendarmeríaNacional y allí me becaron para hacer los cursos de piloto de avión militar y comercial de primera clase a fines de los años sesenta". "Mi apellido se pronuncia Fotg, con "f", es alemán", dice ya relajado, fumando y en confianza. Estuvo en Malvinas en 1982, sacándole partido a su capacidad de aviador, zafando él pero perdiendo algunos amigos. Y en 1985 la Gendarmería lo envía al importante escuadrón de Oberá.
Al llegar a la ciudad comienza a transitar paralelamente a su condición de gendarme, la de biólogo: "En Buenos Aires había trabajado en la morgue judicial y además en el Instituto Malbrán, en dónde hacía antídotos. El director del Malbrán, un médico hematólogo, me dió todos los elementos para que continuara haciendo mi trabajo de biólogo en Misiones. Yo tenía cuarenta años y tenía ímpetu, entusiasmo, era joven. Acá en Oberá me separé de mi esposa, un poco porque por mi trabajo descuidé a mi familia. Después volví a formar pareja con una posadeña, pero siete años después murió asesinada. Tuve tres parejas: dos separaciones y una viudez. Hoy en día estoy casado con la medicina", sostiene.
"Yo entré como comandante de Gendarmería pero la gente, que sabía que yo era biólogo, me empezaban a traer víboras y demás bichos para que yo trabaje. Misiones es la única provincia en dónde hay seis de las siete especies de yarará existentes, un lugar ideal para desarrollar mi trabajo de biólogo y crear antídotos. Dejé la Gendarmería y me dediqué a mi labor de médico. Así empecé el centro zootoxicológico con la ayuda económica del Gobernador Julio Humada y en especial de su Ministro de Salud Pública, Arnaldo Manuel Pastor Baldovino, que me escuchó y enseguida decidió apoyar el proyecto". En cuánto al municipio obereño, cuenta que "cuando se hizo cargo Sábato Romano en 1989 quiso que fuera su Secretario General y quiso que hiciéramos un zoológico con el trabajando coco a codo conmigo. Yo le hice el diseño de lo que luego sería "El jardín de los pájaros" y que entonces estaba en la casa de una señora que luego se enfermó, así que yo sugerí que el municipio se haga cargo para que crezca hasta lo que es hoy. Me retiran la ayuda económica, incluso me sacaron un sueldo que cobraba por el Ministerio de Salud y ya con Miguel Oliveras como intendente me dejaron de ayudar y yo mismo empecé a bancar el centro con mi dinero, como yo trabajaba de médico particular y me iba bien, lo hice como un acto de beneficencia".
"Rolo Dalmau (intendente obereño entre 2000 y 2003) me dió una ayuda económica y me puso personal a trabajar conmigo, pero cuándo le hicieron la vida imposible, le quemaban cubiertas enfrente del propio edificio municipal, se enojó y quería que uno lo fuera a defender. Yo le expliqué que no tenía la culpa de la campaña que le hacían en contra,que yo no era político , pero en una actitud infantil me cortó la ayuda", afirma Vogt. "Luego asume Rindfleisch, que quería sacarse de encima al Jardín de los Pájaros. Me ofreció tantos cargos que terminó no dándome ninguno porque salió con éso de que iba a poner profesionales en las distintas áreas y vieron a quiénes puso. El que ahora está en Bromatología (por Francisco Penz) era un buen muchacho pero no sabía un cuerno y me venía a preguntar a mí que le daba de comer a las aves rapaces", narra con cierto humor. "Después ya me peleo con Rindfleisch porque me deja cesante al único empleado que yo tenía y me ayudaba. Cada vez que quería hablar con él me mandaba a su Secretario Raúl Zabala y nos empezamos a pelear por la radio. Recuerdo que por entonces hubo una iniciativa, nunca supe de quién, para juntar firmas apoyándome y juntaron muchas. Las presentaron a la Municipalidad y al Concejo Deliberante. Durante años gracias al suero que preparaba aquí en el centro, y lo tengo registrado, entre la atención acá y en el hospital Samic, siempre gratuita, le salvamos la vida para que no mueran de ofidismo a 876 personas." Aquí, en ésta parte del relato de Vog, hay que detenerse. Ya no hay lugar para el humor. Sólo para la indignación.
"A nivel nacional tampoco nadie movió un dedo. La nación no se mete en la autonomía de las provincias cuando se trata de ayudar", dice. En algún momento Vogt intentó ponerle paños fríos a su disputa radial con Rindfleisch con la esperanza de llegar a un diálogo que nunca se concretó. El intendente expresó públicamente que "En el orden de prioridades tengo que evaluar dónde hay urgencias mayores" (diario "El Territorio", edición del miércoles 19 de octubre de 2005).
"Esto se va de Oberá sin que el pueblo lo sepa", dice Vogt por el reptilario en el comienzo del triste epólogo del relato de su desdicha. De nuestra desdicha. Ya lo decidió. "Es irreversible. En cuánto al laboratorio biológicole pasé la posta legalmente a dos profesionales veterinarios que son como mis hijos y que viven en el pueblo misionero de Gobernador Roca, mejor dicho en una parte que se conoce como "Roca chica" en la ruta provincial 6. Marcos Lipowski (obereño) y Tatiana Tuzinkiewicz (de Roca). Además el intendente actual de ahí (Orlando Revinski) prometió su ayuda". Cuesta creer que un municipio clasificado como segunda categoría y que no llega a diez mil habitantes, puedan hacerse cargo de algo de lo que no se puede hacer cargo Oberá, la segunda ciudad de la provincia. El resto de los animales y lo que era el reptilario, la parte más turística del Centro, se traslada a Puerto Iguazú, por medio de una empresa que se llama "Cuenca del Plata", que, afirma el doctor , es de la familia del Gobernador Maurice Closs "que hace rato quiso comprarme el Centro Zootoxicológico".
El, el doctor Vogt, se quedará en Oberá. "Trabajo y seguiré trabajando como médico gastroenterólogo, una de mis especialidades. El intestino me parece el órgano más perfecto del cuerpo humano. Además me dedicaré a mi hobby de hace cincuenta años que es el ferromodelismo y el ser maquetista. Estoy haciendo un salón donde tenía el laboratorio, un lugar para hacer un mundo en miniatura, que quizás exponga al público." Sin apoyo municipal, claro.
En el final de la charla cuenta algo que nos exime de adjetivos: "en el 2010, y ésto me lo contó el actual Concejal, el abogado Daniel Behler, habían propuesto mi nombre para designarme personalidad destacada de Oberá en el Bicentenario, y Rindfleisch tachó mi nombre por verme como a una persona no grata".
Oberá perdió algo de lo que podía estar orgullosa. Un centro científico en el que se fabricaba un suero que salvó cientos de vidas. ¿Qué pasará con alguien que hoy sea mordido por una yarará en Oberá? Dios tendrá la respuesta en un lugar en el que cada día se depende más de él. Y un destino turístico de primera magnitud en una ciudad en el que todos los días se bate el parche con que se la pretende turística.
Por desidia. La desidia es actuar con desinterés, con negligencia. Es perder lo que se dejó perder. Es cuándo una sociedad no recibe la necesaria educación y entonces tiene muy mal sus prioridades. Lo superficial se hace importante y lo importante se hace superficial. Entonces, no se valora lo valorable. Algo hermoso se escurre de entre los dedos ante la mirada cómplice de un pueblo ganado por la quietud. Sucesivamente, la injusticia saca patente de cosa "normal".
Víctor Hugo, aquél de "Los miserables" escribió alguna vez que "no hay nada más poderoso que una idea a la que le llegó su tiempo".
Alza su copa la desidia para brindar alegre.
Le llegó su tiempo...
Walter Anestiades
Periodista
walteranestiades.blogspot.com
Oberá, Misiones
Argentina
El Centro Zootoxicológico cerró sus puertas por falta de apoyo
Lunes 7 de mayo de 2012
Sin soluciones, el final. | Vogt, el fundador, se cansó de “mendigar”, dijo. | Foto: Daniel Villamea
(Corresponsalía). Luego de casi tres décadas de servicio a la comunidad, finalmente el Centro Zootoxicológico de esta ciudad cerró sus puertas por falta de apoyo gubernamental.
En el lugar ya no se fabrican sueros antiofídicos ni se exponen centenares de especies que conformaban un atractivo turístico más. Alejandro Vogt, fundador y director del centro, trasladó la infraestructura técnica al municipio de Gobernador Roca, al tiempo que dos profesionales se capacitan bajo sus órdenes para la producción de antídotos específicos.
“Una cosa es mi servicio y otra cómo se mantiene todo esto, porque yo no puedo ir más allá de mi ingreso personal. Hace dos años que el centro se maneja exclusivamente con mi aporte y ya estoy cansado de mendigar ayuda”, señaló Vogt.
Aseguró que en campaña algunos políticos prometieron ayuda con mano de obra y subsidios, pero no cumplieron.
“La gran mayoría de los políticos prometen de todo cuando están en plena campaña, pero cuando llegan al Gobierno se convierten en mentirosos y se vuelven altivos. Pero ya no les pido más nada”, señaló el profesional con evidente fastidio.
En el lugar se podían apreciar más de 300 tipos de serpientes y otros animales, como un cocodrilo del Missisipi de 52 años, una pitón Tigrina de la India y una boa constrictora de más de cuatro metros.
Una gran obra
El Centro Zootoxicológico se fundó en el año 1986 y desde su creación se atendieron allí más de 2 mil noxias (picaduras de víbora) en forma gratuita.
El doctor Vogt aseguró que la provincia de Misiones es la que tiene más casos de noxias por la gran variedad de serpientes que existe. De las siete especies de yarará que hay en el país, seis se pueden encontrar en Misiones.
Destacó que nunca se exigió remuneración alguna para atender a la gente que llegaba a este centro, incluso algunos derivados desde el Hospital Samic de Oberá.
El lugar fue acondicionado para la visita y contaba con un sistema de audio-guía para recorrer las instalaciones, que lo transformó en un verdadero atractivo turístico de la ciudad.
Vogt descartó de plano que el ingreso que generaba el zoológico fuera suficiente para mantener la infraestructura, pagar los sueldos de los empleados y la atención de los pacientes.
Visitar el centro zootoxicológico más...
Visitar el centro zootoxicológico más grande y completo de la República Argentina es otro de los paseos obligados de la ciudad, siempre y cuando no te impresionen las víboras o las arañas, porque haberlas las hay y en súper abundancia. Este ha sido desarrollado por el Dr. Alejando Vogt con el fin de estudiar los venenos y reptiles que proporcionaran los diferentes sueros antiofídicos y a su vez permitir a los visitantes la tranquilidad de observarlos sin ninguna clase de peligros.
El lugar está dividido en serpentario ecológico, cocodrilario, pitonario, ranario y el laboratorio biológico con un bioterio destinado a la reproducción de roedores y víboras y están acondicionados para recrear el hábitat y la temperatura para el normal desarrollo de las diferentes especies, rodeadas por la característica vegetación de Oberá. Sus estudios le levaron a escribir un libro en el que desarrolla el trabajo llevado a cabo y clasifica a las serpientes según su tamaño, lugar geográfico y grado de peligrosidad de todo el mundo. Entre los múltiples ejemplares vistos encontramos un cocodrilo del río Misisipí de 2.15 metros de largo, una Anaconda del Amazonas de 3, 16 metros y una anguila eléctrica de río que cuando está enojada desarrolla 1200 voltios. También podemos encontrar boas, deckos, iguanas chinas, lagartos overos, tortugas de caparazón blando, serpientes, víboras cascabel, yararás y sapos con uñas - únicos en su especie porque cuando procrean les crece el pelo para aferrarse mejor a la hembra. En lo que hace a arañas hay de distintos tamaños, y colores pero eso sólo si te animas a entrar, yo por mi parte pasé de largo, porque si hay algo que no me gusta son las arañas y las víboras. No puedo dejar de reconocer que es un lugar interesante, en el que se aprende y mucho sobre la obtención de antídotos para las picaduras y el trabajo que realizan es excepcional pero prefiero los pajaritos y las flores. Por eso no puedes dejar de pasar y maravillarte con lo que enconrarás en el Jardín de los Pájaros que ya te mostraré.
En el Departamento de las Misiones, específicamente en la ciudad de Oberá, encontraras la sede del Reptilario, un lugar que te dará la oportunidad de conocer un poco más algunos miembros de esta especie animal.
Ubicado sobre la calle la Paz No. 414, este lugar nace como iniciativa del Dr. Alejandro Vongt, con el fin de estudiar los venenos de los anfibios y las víboras que habitan la región, con la finalidad de poder desarrollar sueros antiofídicos.
Pero el sueño del Dr. Vongt no terminaba allí, ya que el lugar servía también para que los turista de la Región, tuvieran la oportunidad de observar y conocer un poco mas de estas especies, con las medidas de seguridad necesarias, convirtiéndolo así en una atracción turista.
Un Recorrido Por El Reptilario
Las Instalaciones del lugar están divididas en varias Salas, una de ellas es el Serpentario, donde te sorprenderás al poder admirar una Anaconda del Rio Amazonas de aproximadamente 3,16 metros de largo. También encontraras en el lugar otras serpientes como las Boas y la Cascabel.
Otras de las Salas es el Cocodrílario, donde la principal atracción es un Cocodrilo del Rio Misisipi de aproximadamente 2,15 metros de largos.
También podrás encontrar en el Reptilario las hermosas tortugas de caparazón blanco, especie que se encuentra en peligro de extinción.
Una de las especies que más impresionan a los visitantes es la anguila eléctrica de rio, especie que es capaz de desarrollar 1200 voltios cuando se encuentras soliviantada.
No puedes dejar de visitar el área de los arácnidos, donde encontraras una gran variedad de especies de distintos tamaños y colores.
Todas las especies que se encuentran en el lugar, cuentan con los cuidados que ellos necesitan para su preservación.
Visitar el Reptilario, te permitirá conocer algunas especies que quizás nunca te imaginaste.
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